viernes, 22 de enero de 2016

Como saber si tu gato esta enfermo

Una de las alegrías de cuidar a los gatos es su naturaleza relajada. Los gatos son capaces de estar relajados y de vivir el estilo de vida que nosotros solo podemos soñar: jugar, comer y dormir. Por desgracia, estos hábitos pueden ser una desventaja si los gatos se enferman. De manera instintiva, los gatos pueden tratar de esconderse o exagerar un hábito regular (dormir). Para decidir si tu gato está realmente enfermo, es necesario saber qué señales buscar.


1) Presta atención a la cantidad de tiempo que duerme tu gato. Los gatos enfermos dormirán más. Si tu gato no tiene otras señales de enfermedad, como vómito, diarrea, pérdida de apetito o hinchazón evidente, mantenlo bajo observación. Si los síntomas aumentan, llévalo donde un veterinario.
Si tu gato no muestra otros síntomas, vigílalo durante 24 horas (por supuesto, es adecuado llevarlo donde un veterinario en caso de que estés preocupado). Si continúa con un cansancio excesivo durante más de un día, entonces es momento de llevarlo a una clínica veterinaria.[1]





2) Revisa la temperatura de tu gato para ver si tiene fiebre. Utiliza un termómetro rectal para revisar la temperatura de tu gato. Sin embargo, si está estresado, es mejor dejar que tu veterinario lo haga. Una temperatura entre 37,5 y 39 °C (99,5 y 102,5 °F) es normal, mientras que cualquiera por encima de eso se le considera elevada y una de 39,4 °C (103 °F) es febril. Si tu gato tiene fiebre, llévalo al veterinario.[2]
Un gato con fiebre generalmente duerme mucho, puede negarse a comer y a menudo tiene un pelaje sin brillo que sobresale en ángulos raros. Su nariz y sus orejas pueden estar secas y calientes cuando los tocas con los dedos a una temperatura corporal normal. Si bien tocarle las orejas es una manera inexacta de verificar la temperatura, si las orejas de tu gato se sienten frías, es poco probable que tenga fiebre.







3) Vigila cualquier cambio en los hábitos de tu gato en su caja de arena. Presta atención a: la frecuencia con la que tu gato usa la caja, si tiene dificultades para hacerlo, si hay sangre o moco en la orina o si las heces son duras y similares a perlas.[3] Si el gato ha tenido diarrea pero sigue estresado o sufre de estreñimiento (señalado como heces secas y duras), llévalo al veterinario. El esfuerzo continuo y la ausencia de orina o la presencia de sangre en ella debe dar lugar a una llamada de urgencia al veterinario.[4]
Los gatos machos están propensos a problemas urinarios en donde tienen dificultades para pasar la orina. Las señales incluyen usar la caja de arena con frecuencia y quizás acuclillarse fuera de ella. El gato podría acuclillarse durante varios minutos o seguir levantado y moviéndose a un lugar nuevo para luego acuclillarse nuevamente. Si es posible, verifica si produjo orina (¿la arena está húmeda o seca?) y si lo hizo, busca presencia de sangre.









4) Presta atención al apetito de tu gato. Si has notado que tu gato no ha comido mucho últimamente o si lo ha hecho más de lo normal, puede haber algo mal con él. Si no muestra interés en la comida durante todo un día, podría deberse a una serie de problemas, ya sea que esté comiendo la comida de los vecinos, sienta náuseas o tenga problemas renales. Por otro lado, si tu gato está repentinamente hambriento, podría ser una señal de un problema de salud.
Si tu gato se rehúsa a comer durante más de 24 horas, haz que lo revise un veterinario para que pueda corregir el problema subyacente antes de que desarrolle complicaciones.








5) Verifica si tu gato está deshidratado. Mantente alerta en busca de cambios en el comportamiento de tu gato para beber agua. La cantidad de líquido que bebe tu gato dependerá de si come alimento húmedo (en cuyo caso es poco común que beba agua) o seco (en ese caso es normal que lo haga). Muchas enfermedades pueden provocar un aumento en la sed, tales como algunos tipos de infecciones, enfermedades renales, tiroides hiperactiva y diabetes. Si tu gato está sediento, haz que lo revise un veterinario.[8]

También puedes revisarlo físicamente. Con cuidado y suavidad, sujeta la piel ubicada entre sus omóplatos. Jálala (con suavidad) y luego suéltala. Si la piel no vuelve a su lugar inmediatamente, lo más probable es que esté deshidratado y debas llevarlo al veterinario.






6) Presta atención al peso y a la silueta de tu gato. Cualquier cambio en el peso es significativo y debe ameritar una visita al veterinario. La pérdida de peso repentina o gradual podría ser una señal de enfermedad. Ante la duda, pesa a tu gato una vez a la semana en casa y, si sigue perdiendo peso, busca el consejo de un veterinario.[10]
En las etapas tempranas de las enfermedades como la diabetes o el hipertiroidismo, el gato podría parecer bien pero perder peso. Si el gato sigue perdiendo peso, consulta con un médico.
Algunas enfermedades, como el cáncer de estómago o enfermedades cardíacas, hacen que el gato mantenga su peso general pero que pierda condición física. Esto significa que puedes sentir sus costillas y clavícula con más facilidad, pues hay menos grasa corporal, pero su estómago puede parecer redondeado o hinchado. Si tienes dudas, haz que lo revise un veterinario






7) Examina el pelaje de tu gato. Un gato enfermo generalmente no tiene la energía para acicalarse. Por lo general, el pelaje que anteriormente era brillante y bien cuidado se volverá opaco, enmarañado y enredado. Si bien el estrés puede representar la pérdida de pelo o cambios en los hábitos de acicalado, es posible que tu gato esté realmente enfermo. Consulta con un veterinario.[12][13]
Los cambios en los hábitos de acicalado también pueden ser un resultado de la artritis. Si tu gato está agarrotado, el acicalado podría ser doloroso. Una vez más, esta es una señal que indica que es necesario ir al veterinario.






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