martes, 26 de enero de 2016
6 Cosas que no sabias sobre el canto de los pajaros
Varias investigaciones han ahondado en los secretos del canto de los pájaros, y hay de todo: desde cantos acelerados y tempraneros en las ciudades, a variaciones según las hormonas masculinas que tenga el ejemplar.
Sueños cantarines. Según un estudio realizado por la Universidad de Chicago, a la hora del descanso nocturno los pájaros reproducen mentalmente las canciones que han aprendido durante el día. Dicho de otra forma, las aves aprenden a cantar en sueños.
En experimentos con diamantes mandarines jóvenes, los expertos hallaron que mientras están aprendiendo nuevas melodías, las neuronas de las aves tienen una actividad similar mientras duermen a la que se produce cuando cantan en la vigilia, como si estos animales soñasen que tararean.
Estos cambios en la actividad nocturna se traducen en mejoras en el canto de los jóvenes al día siguiente, lo que indica resulta esencial en el proceso de aprendizaje.
Más breves en las metrópolis. Vivir en la ciudad altera el canto de las aves, de acuerdo con un trabajo publicado hace unos años en Current Biology. Según sus conclusiones, los pájaros que viven en grandes urbes europeas como Londres, Praga, París o Amsterdam, tienen cantos más acelerados y duran menos tiempo que los de sus parientes rurales.
Hans Slabbejoorn y sus colegas de la Universidad de Leiden aseguran que se debe a que para cantar en las urbes hay que competir con el ruido ambiental de baja frecuencia, como el ruido del tráfico.
Contaminación lumínica. Las aves no son tampoco indiferentes al efecto de las farolas de las zonas urbanizadas, tal y como demostraron investigadores del Instituto Max Planck de Ornitología de Alemania.
Según sus pesquisas, los machos que viven en la periferia del bosque, en zonas próximas a una ciudad, empiezan a cantar mucho más temprano al alba que sus compañeros, lo que implica que duermen menos y, además, se exponen más a posibles depredadores. Eso sí,, ser unos 'adelantados' hace que las hembras se apareen más con ellos, por lo que tienen más descendencia.
Hormonas y trinos. Cuanta más testosterona tiene un canario macho en ciertas zonas de su cerebro relacionadas con su capacidad de cantar, más tiempo dedica a sus trinos.
La relación entre la hormona masculina por excelencia y la frecuencia del canto en estos pájaros, de la que se hacía eco la revista PNAS, confirma que la testosterona aumenta la motivación del animal para cantar y cortejar a las hembras. Eso sí, la calidad de las vocalizaciones no mejora.
Dialectos aviarios. En los cantos de los colibríes de cola hendida (Campylopterus curvipennis), científicos mexicanos del Instituto de Ecología del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología han documentado la existencia de más de 250 sílabas.
Lo más llamativo es que estas aves forman 'leks', es decir, espacios donde los machos se reúnen en asambleas de cantos durante la época reproductiva, de enero a junio, y buscan atraer a las hembras compitiendo entre sí. Y resulta que cada 'lek' tiene un dialecto distinto de los 'leks' vecinos. Según los científicos, un individuo solo es aceptado y obtiene territorio para poder cantar si aprende el dialecto del 'lek'. Dicho de otro modo, la selección social es la responsable de los dialectos de los coloridos colibríes.
Gorjeos primaverales. Que las aves gorjeen más en primavera no es casual. Científicos de la Universidad de Oxford han identificado un gen en las aves que produce una molécula sensible a la luz en el hipotálamo, una región del cerebro vinculada a la regulación del hambre, el sueño y el deseo sexual.
En primavera, esta molécula, que se clasifica como una opsina, activa el sistema reproductivo de las aves. Al hacer coincidir el apareamiento con el cambio de estación, las aves se aseguran de que habrá más comida disponible para sus crías cuando nazcan, según los investigadores.
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